14 Jan
14Jan

Lo sagrado femenino, la sabiduría femenina, es fuerza, energía creativa, determinación, sabiduría, conexión con lo sutil, ser capaces de ver en la oscuridad, intuición…

 Hasta el día de hoy, en la mayoría de los casos, las mujeres todavía estamos condicionadas por una sociedad patriarcal basada en valores masculinos tales como la acción productiva y la competitividad. En este contexto, muchas mujeres nos sentimos vacías y “desconectadas”, sin modelos en los que basarnos para cultivar una sana autoestima y una identidad autodeterminada. 

A esto debemos sumarle la desconexión con nuestro cuerpo propia de la época que vivimos y ni hablar de lo propio con la naturaleza y sus ciclos.

 Desde la observación e indagación comprendemos el peso del contexto en el que nos hemos educado y de las influencias recibidas por parte de la familia y la sociedad pero no sabemos como resolverlo. Es indudable que nuestra identidad como mujeres y los conflictos que vivimos, están teñidas por la cultura y las circunstancias en las que nos hemos desarrollado. 

En toda mujer late una dimensión sabia y esencial que, tras el paso de los años, anhela aflorar. Se trata de aquella dimensión relacionada con la femineidad profunda que al pujar por salir, comienza a generarnos incomodidad, una sana incomodidad que, si la escuchamos, puede ser el comienzo de un gran cambio. Es el saber del alma que mora en lo profundo de la mujer. 

Muy dentro de nosotras habita una mujer sabia, ese ser femenino que es conocido por la memoria ancestral como la sabia, la sacerdotisa, la anciana, la chamana. A este ser y arquetipo femenino se lo ha conocido en algunas sociedades como la bruja y se la ha tratado de acallar salvajemente. A pesar de su gran sabiduría, a esta imagen se le ha dado connotaciones muy negativas, connotaciones que desde tiempos inmemorables han ido aniquilando poco a poco a esa mujer sabia que habita en cada una de nosotras. 

En consecuencia, la mayoría de las mujeres de la actualidad estamos muy ocupadas en competir laboral e intelectualmente en el sistema, tan ocupadas en otras cosas (cánones de bellezas, requisitos de la sociedad para encajar, exigencias económicas, etc.), que no podemos atender, educar u orientar a las niñas que se van a convertir en mujeres. O, lo que es aún peor, muchas de nosotras seguimos sumergidas en la sumisión y en un estado de servicio. 

A pesar de esto, no todo está perdido!! existe en cualquier parte del mundo a cualquier hora, el llamado a despertar a la sabia, en otras palabras, a que escuchemos la sabiduría femenina, las profecías de nuestras ancestras originarias hablan del “llamado de la Madre Tierra a sus Hijas”. 

Entonces…que es una mujer sabia?

Algunas, después de habernos leído un puñado de libros, habernos quemado las pestañas estudiando, haber participado de cuanta convocatoria nos resultaba interesante, hemos descubierto sencillamente que esa sabiduría que buscamos no se encuentra en ese camino que escogimos tiempo atrás, sino que se encuentra en nuestro instinto, en el corazón, en nuestro vientre. 

Muchas han conectado con ella a través de la luna nueva, la meditación, el yoga, las mancias, etc. o simplemente escuchando su llamado interior.

 Cuando la tierra queda a la merced de la oscuridad más oscura, al igual que cuando éramos unos bebés y estuvimos en la oscuridad del útero de nuestras madres, sí allí esta esa sabiduría y tu sabes que existe

Esa sabiduría es la que llamas cuando hay peligros o le hacemos heridas al ser femenino, es la que te cuida en tu soledad más profunda, es la que te abraza, es la que te habla cuando algo en tu ser femenino no va bien.

No le tengas miedo, pues ella es la que te dice: coloca los pies en la grama, en la tierra que tu madre te abriga. Es esa mujer que habita en ti que le gusta oler flores, sembrar, caminar por la naturaleza, experimentar, viajar sola y hacer alquimia, es la que en momento radicales te da un giro hacia adentro de ti y te reconecta. 

La autora Miranda Gray compara a la anciana con la etapa de introspección y a la sacerdotisa con la purificación de lo femenino.  

La sabiduría ancestral femenina nos habita aunque a veces es complejo definir qué implica esta sabiduría pues tiene que ver con despertar nuestros dones y habilidades más intuitivas, aspecto que apenas se valora en la sociedad patriarcal en la que vivimos. 

Podríamos decir que la sabiduría ancestral femenina contiene aquellos saberes, conocimientos y prácticas que las mujeres han ido guardando, practicando y transmitiendo de manera oral a lo largo de la historia. 

En este momento que vivimos hay también un despertar para la sanación del inconsciente colectivo femenino del que también formamos parte. Este inconsciente colectivo tiene que ver con la memoria de las mujeres a lo largo del tiempo y dicho inconsciente también guarda heridas que nos atraviesan al haber nacido en un cuerpo etiquetado como femenino. 

Es desde esta toma de conciencia de lo sagrado femenino desde donde iremos trazando el camino del despertar de la sabiduría ancestral femenina que cada una llevamos en nuestro interior. 

En este sentido, lo sagrado femenino también es fuerza, energía creativa, determinación, sabiduría, conexión con lo sutil, ser capaces de ver en la oscuridad, intuición… y al sistema en el que vivimos no le interesa que las mujeres nos conectemos con esta fuerza que no es nada más ni nada menos que el despertar de nuestra propia fuerza interna.




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